A veces quiero escribir y no sé cómo empezar, a veces las ideas chocan entre si y termino escribiendo justo todo lo que no tenía en mente, tal vez pase lo mismo con este post, pero al menos sé que esto saldrá de mis entrañas de la forma más fácil, genuina y verdadera posible.
Pasó así: en cuestión de minutos, como una lluvia de pensamientos que caían rápidamente como persianas plegables en mi mente.
Luego de todo lo que hablamos sobre lo que está sucediendo en el país, lo mucho que nos preocupa, y lo sensatos y coherentes que fuimos en nuestras conclusiones. Yo, acostada, acompañada por un acogedor y además inspirador ambiente musical de Fito Páez en Viña del Mar.
Tú en tu casa y yo en la mía, luego de decirnos buenas noches y todo aquello de rutina, pensaba:
- ¡Increíble, maravillosamente increíble pensar que después de todo estemos juntos!.
Y entonces empezaron ese montón de recuerdos, de momentos, de pensamientos y de respuestas anticipadas a las preguntas que quizás no me hice, o no te hiciste.
Recordé que con todo este revolú político muchos de nuestros panas en común me decían en tono muy airado. - No sé cómo puedes, no sé como lo aguantas.
Se referían a una sola parte de nuestra vida, a ese ínfimo espacio en el cual fijamos una posición política ante este conflicto.
Yo les respondí de forma muy sincera, no creo haberte justificado, solo dije la verdad. Pero no esperé que lo entendieran como algo más que una justificación de mi parte, como una forma más de demostrar que el amor es ciego y todo aquello que quieran decir.
De verdad no esperé menos que eso. Y no me importa ni un poquito. ¡JA!
Hay cosas más importantes, más significativas en las cuales pensar.
También he de sincerarme, ellos no lo entienden porque no ven lo que yo veo en ti, y no tienen por qué hacerlo, eso me pertenece a mí.
Pensé también en que tal vez tu familia pensará o dirá lo mismo de mí, y estoy segura de que eso tampoco te importa demasiado.
Porque, ¡qué casualidad! ellos no pueden ver en mí, lo que tu si ves. Y además no tienen porque hacerlo.
Entonces todo empezó a tener más sentido y sonreí.
Pensé en que muchas veces hemos estado frente a la encrucijada, entre el no saber si todo esto valdrá la pena o si había que mandarlo todo a la basura sin aviso y sin protesto.
Pensé en todas las veces que pensé en si de verdad somos compatibles, si somos funcionales, si en efecto solo es capricho nuestro seguir aquí, en la lucha aun cuando en muchas oportunidades el panorama se pintó de gris.
Hoy creo haber entendido. Repito creo que en ese pequeño espacio musical inspirador de Fito alguna luz divina puso una respuesta a esas preguntas que jamás me hice.
Tal vez la clave de la vida es ver siempre el vaso medio lleno, quizás perdernos demasiado tiempo y energías esperando que ese mismo vaso se termine de llenar o de vaciar porque nos perturba demasiado centrarnos en verlo siempre medio vacío.
Tal vez, y aquí si hablo por mí con toda humildad y responsabilidad, le he dado una lectura errada a lo que yo creí que era ser compatibles.
Quizás pensaba, o pensábamos que no iban a haber problemas, que la clave es no tener diferencias que provoquen discusiones innecesarias.
Que era mejor callar a veces para no desgastarnos, porque cada vez parecía mas tedioso y nos acercabamos peligrosamente al punto de quiebre y era mejor no decir nada. Pensé que eso nos haría compatibles y funcionales.
Quizás no había entendido que esas pequeñas discusiones son muestra de que somos seres racionales que tenemos la suficiente valentía de mostrarnos como somos ante el otro a ver si aun así le seguimos pareciendo adorable, si aun con nuestros peores defectos seguimos siendo merecedores de su respeto y admiración.
Quizás no había entendido que esto lejos de ser una limitación es una oportunidad. Para conocernos, no solo tú a mí y yo a ti, sino a nosotros mismos y eso, es una aventura digna de ser vivida.
Es también una bendición que nos hace crecer como seres humanos y formarnos para caminar esta vida tan compleja y llena de distinciones de todo tipo.
No sé, si es que en algún capitulo de algún cuento de hadas leímos o aprendimos que todo tiene que ser sonrisas para que sentir que somos funcionales, no sé en qué aparte nos acostumbramos a esperar los finales felices.
O que la pareja ideal es aquella que comparte tus mismos gustos y que se parece mucho a ti, esa en la cual todo esta perfecto y nada pasa.
No se si no hemos entendido que tenemos un presente al cual hay que hacerle justicia dándonos cuenta de que ya no somos ni podemos ser lo que fuimos, y que tenemos que aprender a vivir con nuestras propias miserias, aceptándolas y aceptándonos tal cual somos.
De pronto empiezo a entender que no es casual que después de todo lo que hemos pasado estemos aquí, juntos. Y que por fin, luego de muchas cosas empiezo a sentirme establemente confiada.
De pronto empiezo a ver que todo tiene un sentido. Que tal vez nos quedamos viendo ese vaso esperando que lo que no nos gusta cambie para poder sentir que todo está muy bien, y en el ejercicio de eso perdemos la conciencia acerca de lo verdaderamente valioso.
Entender que quizás benditamente si funciona.
Porque aunque seamos distintos en cosas que pudieran ser determinantes para creernos perfectamente incompatibles, siempre vencemos, nos sobreponemos, vamos por encima de eso demostrando que lo que importa es la esencia.
Entiendo, de forma tan sublime, que quizás somos imperfectamente compatibles, y que no necesito explicarle a otros que comulgamos profundamente en el valor más esencial del ser humano.
Que nuestras formas de entender la vida, la política, la humanidad, la integridad, el peligroso ejercicio del vivir siendo correctos y siendo rectos están perfectamente sincronizados y cohesionados hacia un objetivo en común.
Que en lo profundo de nuestro ser hay conexiones en los aspectos mas determinantes, en lo que humanamente nos lleva por el buen camino. Es decir, tenemos una idea parecida de lo que eso significa.
Y que mas allá de que seas chavista y yo no pueda serlo ni volviendo a nacer, podemos sentarnos dialogarlo y entendernos porque nuestros ideales verdaderos están profundamente humanizados y nos hacen conseguir un equilibrio que va por encima de posiciones encontradas.
Somos seres humanos imperfectos, como imperfectos llenos de defectos que no pesan tanto si en nuestras conciencias hay un ápice de sintonía.
Comprendí el secreto, y no me hace falta que nadie lo entienda. Pero así funciona.
Entonces tambien entiendo por que a pesar de que soy celosa y volátil, tú eres dócil y pacifico, y aun cuando nos ha costado inmensamente lidiar con nuestras diferencias seguimos aquí.
Porque lo esencial es lo que cuenta.
Comprendí también, que tal vez la clave está en la risa.
En lo mucho que nos reímos cuando estamos juntos, que quizás es tan fácil gastar el tiempo haciendo nada cuando estamos juntos.
Entendí que quizás la clave está en que no me cuesta ceder mi espacio para que veamos lo que quieras en la televisión, o porque al fin comprendo que no somos disfuncionales porque las expectativas que tenemos del otro no sean cumplidas algunas veces, o porque cada quien demuestre lo que siente a su manera y estas no se entiendan.
O incluso, que no se trata de que seamos incompatibles porque pudiera ser que alguno de los dos sea el que quiere más, sino que aquí lo que importa es que cada uno quiere de verdad, y demuestra lo que siente de la mejor manera que puede.
Y a pesar de que a veces a ti te falten los detalles que yo necesito y que mi carácter sea lo suficientemente exasperante para colmar tu paciencia, seguimos aquí porque quizás sin darnos cuenta hemos aprendido que el secreto es esa vieja frase un tanto cliché que dice que la idea no es huir de la tormenta, sino aprender a caminar bajo la lluvia.
Y la lluvia, tal vez la lluvia tenga algo que ver, tal vez porque en el fondo, nos gusta mucho caminar bajo la lluvia es que siendo tan distintos parecemos tan iguales.
Quizás porque tú crees mas en mi de lo que yo misma creo, o porque yo creo más en ti de lo que tú puedas imaginar, es que todo empieza a tener sentido.
Porque aunque a veces espero manifestaciones de amor parecidas a las mias, es que hoy reconozco con un toque de humildad que no hay forma de tener duda de que esto es verdadero, cuando tanto tú como yo hacemos todo lo que esté en nuestras manos por hacer que el otro esté bien.
Cuando entiendo que no hay mayor demostración de amor que la que nos damos tu y yo a diario con acciones, las muchas tantas cosas que haces por mi, para que yo esté bien y no me falte nada, y las otras tantas cosas que yo hago para ayudarte con todo lo que tienes sobre tus hombros.
En fin, acciones que van mas allá de las palabras, y que tal vez he menospreciado por esperar que las palabras digan más que ellas.
Pero que hoy, luego de haber entendido como es que estamos aquí, debo agradecer.
Por eso es que vale tanto esta respuesta anticipada que divinamente ha venido a mi corazón la noche de hoy.
Porque ahora entiendo que con todas nuestras diferencias, seguimos aquí porque coincidimos en lo que de verdad importa.
Que esto es tan valioso porque nuestros destinos encontraron la manera de acoplarse a pesar de todos los pronósticos de lluvias y chubascos dispersos que pudieron habernos llevado por causes distintos.
Porque en el fondo aun con todas las diferencias tenemos una base para todo, y es que aun hay demasiadas razones para sentirnos orgullosos de tenernos uno al otro, porque hay demasiados motivos por los cuales sentir admiración.
Porque somos del ceñido grupo de la vieja escuela que practicamos la fidelidad y el respeto, porque creemos en que no hacerlo es faltarle a la integridad que tanto proclamamos y en la que creemos.
Por eso es que muy en lo profundo, en nuestras diferencias somos tan iguales.
Por eso no importa que te pelee por el desorden, ni por todas esas cosas que te reclamo entre risas.
Por eso cada una de esas cosas nos hacen ser muy parecidos en vez de diferentes.
Por eso disfrutamos todas las cosas que hacemos juntos, a solas, sin mas nadie.
Por eso cedes para hacerme sonreir y yo trato de exorcizar algunos fantasmas que a veces nos atacan. Por eso tanto esfuerzo.
Porque somos iguales en lo que verdaderamente prevalece, y eso si que nos pertenece y no necesito explicárselo a nadie.

Por supuesto, debo acompañar este post con la musica del inocente culpable de haber despertado esta musa en mi... la magia de Fito.