Hoy mi consciencia y yo hicimos un recuento… mi memoria nos acompañó, y es increíble notar que el balance me grita que  mi alma se ha vuelto tan muda, tan sorda, tan ciega, tan sola… tal vez tan tonta, que me he callado de manera sumisa este hambre por soñar, por vivir como en un sueño…

Me he dejado seducir por mi propio silencio, he callado todas esas melodías, todas esas musas y <<ese no sé qué>> que me hace ser especial, que me hace sencillamente distinta… esa hambre de soñar, de vivir una fantasía tan realidad…

No hay aquí, en este rincón de catarsis una sola letra, una palabra, un simple gesto dedicado a lo único que me hace sentir plena, a eso que me pone tan feliz aunque esté tan triste, a eso que me hace volar sin tener alas, a lo único que moviliza mis emociones y las vuelve tan verdad…

Por mucho tiempo me resigné a ser una más, a formar parte de la larga estadística de quienes cumplimos el deber, lo que dicta la pauta del día a día, los que nos formamos para no morir de hambre y no para ser felices haciendo lo que nos gusta, lo que amamos, lo que nos hace completos…

Esta alma que hoy me dicta estas palabras, esa que canta, que brilla y sonríe, que hoy siente que respira, que habla y que vive, está tomando partido, y creo que esto era lo que necesitaba para poder ser quien soy,  esta alma se siente cómoda, se siente por primera vez en el lugar indicado…

Hoy quizás soy delegada de mi sueño materializado, y se me nota en la piel, en mis ojos, en mi voz y en mi cuerpo, he comprendido que tenía que ser así, que nada pasa por casualidad, que el momento llegaría y yo lo sabría… que nadie es igual que nadie y que me tenía que preparar para vivir mi propio proceso…

Hoy rompo ese silencio conveniente, y comparto este momento, dedicado al amor más grande que me invade desde que me conozco, ese amor por el arte, por la música, por ser quien soy y quien no soy mientras mi voz se escucha, ese amor por ese arte que no está corrompido por el mundo material, sino ese amor que me impulsa a ser mejor cada día…

Ese amor por ocupar o perder mi tiempo en algo que mi alimenta el alma, de allí mi desgano por seguir la rutina y encerrarme en una oficina, o en mi poca tolerancia para diplomados, postgrados y doctorados en alguna disciplina, mi rechazo por condenarme a matarme en vida, a encerrarme en una jaula de concreto, a seguir el formato, a ser lo que no me hace feliz…

Yo soy artista en todo lo que hago, artista no es solo aquel que es famoso y conocido, artista es quien lleva esa sensibilidad especial en todo lo que hace, es ese que se ataca con sueños rosados y se los cree, es ese que vive y sueña por morir haciendo lo que ama… es ese que no se halla haciendo otra cosa, es quizás… también ese que no se dislumbra con la fama y el dinero, sino ese que se siente grande con lo que hace…

Por eso ahora todo tiene sentido, tuve que estudiar una carrera universitaria, como parte de ese requisito familiar y social, como esa forma de crear un plan b, como esa excusa para hacer feliz a mi madre y que se revuelque de orgullo por su única hija, y ya casi estoy por lograrlo… mientras en silencio, me quedaba yo sola con todo esto que hoy puedo materializar en mi trabajo.

Y luego de ver lo que estoy haciendo, me convencí de que no quiero vivir de una profesión que me condene, que me ampute el espíritu, de algo que aunque me gusta no me llena... no quiero ni me veo siento solo una trabajadora social asalariada, cargada de frustración porque la sociedad finalmente no es la utopía que soñamos que sea y para la que nos forman en la academia…

Sabiendo que no podré cambiar la vida de nadie si esa persona no quiere hacerlo por sí misma, pero sobre todo, no estaré siguiendo el patrón y llenándome de amargura por ir todos los días al trabajo porque TENGO QUE HACERLO…

Yo quiero pararme en la mañana y estar feliz con lo que hago, ser quien soy, hacer lo que deseo, y comprender finalmente el mensaje que Dios me deja con todo lo que he vivido, con todo lo que he pasado… saber que todo es parte de ese plan que tiene para mi… y en palabras más dulces… quiero música para reinventarme y darle sentido a esta existencia, en un mundo donde todos hacen lo que deben y nadie dice lo que siente…

Hoy mi alma brilla y se nota, la gente lo nota… me ven algo diferente, y es eso… me siento libre al fin de la esclavitud del deber ser, del cumplir con el resto y dejarme a mí a un lado, tengo sueños grandes, grandes proyectos, y tengo las herramientas para lograr cualquier cosa que me proponga…

Hoy soy más artista que nunca, más artista que siempre… porque nunca he dejado que eso que me constituye se muera esperando por mis otros deberes, hoy estoy completa, y tengo ese tipo de ganas caprichosas de comerme el mundo, de poner como limite el mismo cielo, y lo mejor es que el primer paso, ya está dado…