Hoy me di el permiso de extrañar nuevamente, no a ti. Sino la manera en que solías quererme, la forma en que lo demostrabas y lo infinitamente feliz que me hacías.
El amor mermó, se fue el sustico en el pecho y las ganas de un para siempre. Pero me queda un pedacito de nostalgia acomodado en los rincones de tu recuerdo. Aún me sonrío al recordar nuestras tretas de manipulación, nuestros te amo a destajo, y todas esos cosas que hacíamos juntos o en la distancia.
Y me molesto conmigo y contigo al pensar el daño que nos hicimos en un momento determinado, pero más aun al pensar que pudimos ser tan felices, mucho más de lo que llegamos a ser, pudimos vencer las reglas tácitas de la vida y ganarle a los pronósticos de fracaso que nos condenaban.
No pude, no quisiste. Ya pasó.
Hoy busco con algo de insistencia una emoción similar a la que sentía contigo,  algún otro sentimiento que me haga levitar de forma involuntaria, un hombre condenadamente interesante y adictivamente fascinante, que me haga apagar la frustración de conseguir siempre el mismo lote de imbéciles.
Alguien que me enseñe a desearlo con tan solo escuchar su voz. Pero no pasa, no logro encontrarlo, y por eso recurro a perder mi tiempo en la búsqueda de al menos una excusa para no morirme de rabia porque se acabó. 
Entonces decido extrañarte.
No hay más de esa delicadeza y ese tacto para tratarme, no hay de esas llamadas insistentes buscando mi atención, no más de ese tú que me mostraste, no más de esos juegos telefónicos, no más de eso que yo sentía, ese estar enamorada de la idea de que existías y eras para mi. por eso hoy te pienso.
Porque el recuerdo me pertenece aunque sea tuyo, porque es parte de lo que me reservo como experiencia de vida, como una cicatriz de guerra contenida en el alma.
Con o sin tu permiso voy a extrañar tus besos, tu ternura, y todas las veces que desnudaste tu alma conmigo. También nuestras riñas y las luchas para no perdernos, todo lo que teníamos en mente y el futuro que nos esperaba. Sólo por hoy, no te acostumbres.
Ya no hay estrategias, ahora somos dos conocidos, sin una atadura, sin un amor y sin un rencor que nos ate o nos separe. Ahora eres tú y yo soy yo, pero no juntos.
Me acostumbré, lo acepté y ya no me dueles tú, quizás solo un poco el recuerdo, pero será solo por hoy. No te preocupes.
Mañana seré la misma con la que hablas a diario, la misma que te trata como amigo y que se ríe de tus bromas, quien no tiene memoria y sigue su vida. Y ya no te extrañaré, ni te pensaré, ni me pondré brava con la vida.
Tampoco te voy a desear, ni voy a anhelar eso que una vez fuimos.
Ya no me haré mil preguntas, ni me pondré celosa.
Tan solo seré, la que finge que jamás te conoció y que sigue esperando su príncipe azul.