Ansiedad innecesaria y poco racional, montañas de emociones aleatorias que desdibujan sueños y construyen guaridas que no protegen de nada.
Cárcel de emociones, prisión de ilusiones, condena eterna, silencio aparente.
Receta conocida, el camino más corto a hacer lo correcto.
Amnesia selectiva, masoquista y perversa por olvidar que hay que vivir sin pensarlo tanto.
Cuestionador y asesino de oportunidades.
Una excusa que reviste nuestro ego, fortalece el orgullo, y le abre las agallas a la soberbia.
Nervio traicionero, ese tercero en medio de dos personas.
La costura de la seguridad que aparentas convincentemente.
El peor consejero, ente mpulsivo y manipulador de conciencias.
Quien te invita a irte sin garantías y sin retorno.
Pensamiento recurrente y anticipatorio, absurdo por demás.
Receptáculo de fantasmas del pasado saboteándo el presente.
Enemigo disfrazado de amor propio.
Sonambulismo de vivir entre sombras y a dejar de sentir.
Es eso que negamos sentir pero nos conduce casi siempre.
Causante de tanto llanto, y de canciones melancólicas.
Tu mayor cobardía, tu más grande error, tu lado vulnerable.
Tu peor excusa, tu mayor decepción y tu carta de presentación.
Eso es el miedo, tu lado más idiota y sin sentido.
Tu otro yo que no eres tú.
Tu pase directo al rincón de los olvidados por el tren de la vida.
Los que lloran siendo ancianos con el corazón arrugado por no poder volver el tiempo.
Quienes ya no tienen oportunidad.
Quienes prefieren esconderse que luchar.
Y finalmente, quienes se rinden fácil.
Quienes no saben amar más la rosa, partir del dolor de sus espinas.
El miedo es eso, tu pasaporte al fracaso sin retorno.
Sin oportunidades y sin moral para reclamarle a Dios por tu suerte.
Porque tú la has elegido.
El miedo es eso, y si no te das cuenta.
Podria ser el único gran error de tu vida.
El vuelo eterno hacia la infelicidad y la frustración de ser uno más.
Solo un cobarde más.
Yo no tengo miedo, yo vivo.

¿...Y tú?

08 de enero de 2012