Ellos, amigos, dos personas que se apoyan sin condición, que confían
plenamente uno en el otro. Esos que pueden hablar por horas sin cansarse, con
temas diversos y sin límite de contenido, con quien eres libre de ser tú
y nadie más que tú. Es saber el lado débil del otro y compartir tanto tristezas
como alegrías, Es estar ahí, para las buenas, para las malas y para las peores.
Es no ser egoístas, es ser libres, es aceptarse tal cual se es y sin
intenciones de cambiar a nadie, es poder decir lo que se siente sin necesitar
controlarlo todo. Eso son ellos.
Pareja, quienes se toman de las manos, se besan mucho y se desean más. Quienes tienen un lugar y un status en la vida del otro, dos personas que se
gustan, que se quieren y respetan, quienes comparten ideales y uno que otro
gusto por las mismas cosas. Tan iguales y tan distintos a la vez, alguien a
quien respetar, a quien cuidar, y hasta a quien celar, alguien con quien
incluso se puede discutir, con reconciliaciones muy particulares. Es tener ese
alguien con quien compartir sueños, planes y opiniones acerca de que ponerte,
con quien decides que película vas a ver y con quien estás más cerca en
relación al resto. Esa persona para consultar tus decisiones, y quien te
acompaña en los fracasos y victorias. Quien duerme abrazado a ti, quien te envía
el primer mensaje al despertar, y el ultimo antes de dormir. Quien se pregunta
si el otro come o duerme, si está bien o mal, quien sabe lo que hace el otro
aunque no esté a su lado. Y quien te entrega el corazón e intenta cada día
hacerte feliz. Eso son ellos.
Quienes
irradian ternura, y dibujan
esa historia de colores y tonos rosados, tan de cuento de hadas, tan película de amor, con momentos de
palabras dulces y caricias suaves. Ese idilio ideal que te abraza el alma. Eso son ellos.
Amantes, ese lado dulce y salvaje, repleto de millones
de sensaciones y también sentimientos, esos matices, esa historia de rosado intenso a rojo fuego cuestión de minutos, placeres sin tabú, sin
reservas, sin mesura, con plena confianza en los instintos y en las ganas de
experimentar. Dos cuerpos, dos pieles, libertad y atadura, es también esa
comunicación, es ser uno sin dejar de ser dos. Es lujuria, es fuerza, es bríos,
es plenitud y una cara de felicidad al otro día. Es complacerse, es entender la
responsabilidad que eso implica, es ser mejor cada vez, no por uno, sino por
los dos. Es no desear otra piel, es querer vivirlo todo. Eso son ellos.
Cómplices, esos secretos compartidos, esas locuras y
travesuras, esos códigos que sólo ellos conocen, es ser más que amigos, más que
novios, más que amantes, es tener un terreno sólo para dos, donde cualquier
cosa podría pasar y donde esa picardía sabrosa, cobra sentido. Eso son ellos, también eso son.
Compañía, confianza,
ternura y deseo
Pasión, libertad,
alegría y autenticidad.
Todo eso son ellos. Y
aun así, no hay título, no hay nombre, no hay peso social.
No hay obligaciones,
ni presiones, tampoco intereses ni vicios.
Todo
nace, todo es real, todo es verdad, nada se exige.
Entonces,
después de todo, me pregunto.
¿Intitulados
teniendo todo esto?
¿Qué importa?, no
necesitan saber más,
22 de enero de 2012
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