En estos días me levanté con malestar... si, ese tipo de malestares físicos que te hacen vegetar todo un día...
En medio de las pocas cosas importantes que tenia por hacer, decidí entregarme a no hacer nada, pero mi mente daba tumbos...
Pensaba en lo bien que me siento en este momento, en la reafirmación de esa frase tan prostituida... "no hay mal que por bien no venga" y si, me siento bien, he superado algunos duelos externos... además del resentimiento que eso trae de manera intrínseca... rayos, de verdad estoy absolutamente tranquila.
Ya ni siento esa alarmante tensa calma, esa que me hace pensar que en cualquier momento algo va a perturbar mi paz... no, porque ¿sabes? he aprendido que la paz es una decisión interna, y si tu decides estar bien, entonces te haces el trabajo más fácil.
Sin embargo, algo resuena en mi cabeza... y es que a veces hay relaciones tan dañinas, que el mismo hecho de amar a alguien es casi directamente proporcional al hecho de odiarte a ti mismo.
Es muy cruel, pero veo a mi alrededor y me sorprende ya no sorprenderme.
Veo mujeres grandiosas, bellas por dentro y por fuera, llenas de ese carácter casi fálico, y con las pelotas que algunos le faltan y sin embargo tan pobres de autoestima.
Mujeres que al parecer repiten un patrón de conducta aprendido. Una misma forma de relacionarse, en donde al parecer hay un cierto disfrute morboso por sufrir.
No me siento superior a nadie, pero la verdad no puedo con eso.
Creo que la idea de estar con alguien es amar y se amada efectivamente, pero creo que algunas manejan ciertos criterios extraños acerca de ese amor.
No soy quien para criticar, pero si puedo sencillamente manifestar mi opinion al respecto.
No me parece. Las mujeres somos unas guerreras incansables, madres, hijas, amigas, esposas, novias, amantes, primas, hermanas y sobrinas, todo al mismo tiempo y con tacones puestos.
Y sin embargo, es tan común vernos caer a los pies de semejantes engendros mal nacidos que no nos merecen, perdemos esa altivez, perdemos autoestima y respeto por nosotras mismas.
No es justo, ¿por qué es tan alta la tendencia al masoquismo a través del amor?
No se, no tengo la respuesta. Pero me duele ver a una mujer sufriendo por mal amar a alguien que no la merece. Entonces recuerdo cada una de mis lagrimas del pasado y siento ganas de cortárselo al causante de las mismas.
Menos mal que todo eso no es mas que la forma tan rudimentaria que tenemos para aprender de la vida, cayendo y levantándonos mil y una vez.
De cualquier manera, no creo en justificativos suficientes para permitir que un hombre te pegue, o te grite, o te someta, o simplemente te vuelva gris porque no te hace feliz.
Es mejor llorar porque se terminó que seguir ahí recibiendo migajas. Es ahí donde demostramos de lo que estamos hechas las mujeres, cuando nuestro amor propio es más grande que el amor que sientes por otro.
Se llora por amor, y se llora a ese amor cuando se termina, pero es mejor hacerlo cuando hay que hacerlo, y cuando sabemos que no hay otra salida.
Porque sabemos lo valiosas que somos y lo que merecemos.



27 de octubre de 2011