Los niños, son una maravilla.  Son esa extensión de nosotros, ese puente hacia nuestra propia niñez.
Quienes nos invitan a olvidarnos de ser adultos cuando nos piden que juguemos con ellos, quienes nos mantienen vivas las ilusiones que las obligaciones y responsabilidades nos van velando en el camino.
Esta mañana como todos los días, tomé la escoba y comencé a barrer. Mi hijo al verme, fue a buscar la escobita de mi sobrina para barrer conmigo.  Siempre lo hace, sea que barra yo o que lo haga mi mamá, pero siempre lo hace.
A nosotros nos da risa, porque el siempre quiere ayudar y hacer lo que nosotros hacemos.
Somos un espejo, cada uno de nosotros quienes estamos cumpliendo la difícil responsabilidad de criarlo estamos formando parte importante de su desarrollo, y estamos siendo un ejemplo a seguir para él.
¡Vaya compromiso! ¡vaya responsabilidad! Y no lo niego, da miedo pensarlo concienzudamente.
El hecho de que mi bebé de un año y nueve meses repita todos los días la misma escena con la escoba lo hace tan cotidiano, que a veces les juro que no me pongo a pensar lo mucho significa. Pero hoy es distinto, porque al terminar de barrer recosté la escoba en la pared y me fui a hacer otras cosas.
Yo había notado que el niño había agarrado la escoba y estaba haciendo lo mismo de siempre, pero estaba entretenida en lo que estaba haciendo, y era eso, Lo de siempre.
Hasta que vi esta imágen que les presento al principio del escrito.
Fue un gran llamado a la conciencia, siempre supe que nosotros los padres y/o criadores somos un modelo, somos una imagen y un ejemplo para ellos, pero a veces no tenemos la capacidad para atajar cosas tan simples como esta. Tan ciertas y simples como esta.
No sabemos que cada acción, cada palabra, cada actitud, cada diminuta actitud que tenemos en nuestra vida diaria con nuestros hijos está calando en ellos, formando su carácter y su personalidad.
Entonces entendí que la responsabilidad es tan grande que a veces sin saber somos irresponsables, porque a veces les enviamos mensajes contradictorios, a veces les decimos que no digan malas palabras y no entendemos que las dicen porque nos copian y no tenemos moral para reclamarle si somos nosotros su ejemplo a seguir.
No nos damos cuenta generalmente que todo lo aprenden por repetición, que aprender tu nombre porque escuchan que los demás te llaman así, que cuando te quitas los zapatos ellos van corriendo a ponérselos, que aprenden a comer solos porque te ven a ti hacerlo, que no hacen lo que tu les dices, sino lo que tu haces. 
No entendemos a veces que los niños nacen puros, limpios, sin manchas, sin mañas, sin traumas.  Y somos nosotros, sin saber, la mayoría de las veces sin querer quienes los hacemos ser buenos o malos a futuro.
Y es difícil, difícil aceptarlo porque generalmente empezamos a ser padres sin leer un manual de instrucciones, a veces arrastramos esos karmas que nos vienen de nuestros padres y los replicamos. Pero lo que todavía es más difícil es aceptar la responsabilidad de nuestros actos sin culparlos a ellos, nuestros padres. Porque resulta que ellos tampoco venían con ese manual de instrucciones.
De manera que no nos damos cuenta a veces, pero dejamos marcas eternas en nuestros hijos, y cuando están pequeños son como esas esponjitas que todo lo absorben, que quieren ser como nosotros y hacer lo que hacemos nosotros porque somos como un pequeño gran heroe a quien seguir.
Y bueno, para no extender demasiado este post, debo concluir con que una foto, una imágen es capaz de evocar todo tipo de momentos, pensamientos y sentimientos.  Una imágen puede hablarnos de forma muy clara sin necesidad de decirnos una palabra, y a mi me bastó una imágen. -esta que les presento-, creada por mi mejor creación, mi hijo, para tambalearme la conciencia al punto de llamar mi atención y reflexionar acerca de la responsabilidad que tengo con su historia,  con la nuestra, con la de nuestra familia, y la de la familia que el vaya a tener en un futuro.
Y es que mi hijo de un año y nueve meses quien me hizo darme cuenta, con tan solo poner su escobita al lado de la mia, que yo soy su ejemplo a seguir y que hará todo aquello que yo le enseñé consciente o inconscientemente.
Que seré junto a su papá y demás familiares su referencia para entender lo que es bueno y lo que es malo. Que a partir de nosotros el podrá tener una idea de que valores son importantes para si mismo y eso no será posible si no tiene una imagen que seguir.
Publico esto porque creo que es importante, porque muchos somos padres y el día a día nos hace olvidarnos de las pequeñas cosas, las pequeñas maravillas que Dios pone en la tierra para que tengamos la seguridad de que él existe y ha puesto seres en tu vida inimaginablemente especiales, que harán brillar tu vida aunque todo a tu alrededor esté en tinieblas.
Por ellos todo, seamos responsables y cuidemos todo lo que hacemos, mas que por nosotros.  Por ellos
Gracias por esta lección mi bebe. Te amo