El escenario político de mi país está dividido en dos. Pero no dos posturas, sino dos bandos políticos.
Mas que eso, son dos verdades. Dos verdades que se repelen y que parecen dos realidades de dos países distintos según sea quien te lo cuenta y quien lo vive.
Pero hay cosas que no distan tanto de un punto concéntrico común, y es que hoy en día todos estamos pasando las mismas necesidades para conseguir los artículos de primera necesidad, que antes comprábamos sin mayor trámite.
No obstante esas dos realidades de país, que también vivien este innegable hecho, también le dan lecturas distintas.
Cada quien responsabiliza a algo o a alguien que le ayude a sostener y justificar su verdad.
No escribo este post para entrar en diatribas macroeconómicas, ni para desentrañar misterios que me respondan y sean medianamente coherentes con la situación.
Este escrito no busca estadísticas, ni índices de desarrollo humano, ni numeritos de la inflación. No, me niego.
Siento que son símbolos que nos llenan la boca de argumentos y nos calman a veces los fantasmas pero me desgastan.
No creo en el sistema político de mi país, no sólo porque históricamente ha fracasado en el camino hacia un llamado "progreso". Que además es una definición que también obedece al lado de la acera donde te encuentres.
Pero no creo en el modelo porque es una farsa.
Mi profesión, el trabajo social, es una disciplina construida sobre una corriente humanista, que en ese contexto venía siendo inyectada con deseos del hombre de cambiar el mundo, de hacerlo un lugar mejor.
Impulsada por la clase obrera, esa que venía reclamando una serie de reivindicaciones necesarias para humanizar su existencia, y que en ese momento histórico tenían total procedencia.
No creo en este sistema porque no humaniza sino utiliza. Lo humanístico se ha desvirtuado.
Siento que las sociedades evolucionan y van moviéndose hacia la necesidad existencial y además natural del hombre de progresar.
Pero progresar, entendido ¿de que forma?.
El pensamiento de izquierda en su sentido filosófico inicial es bonito. Es idealista, es humano. También tiene otras connotaciones relacionadas con el modo de producción y el modo de entender el mundo, por ende también de coexistir en él.
El problema es que con el pasar del tiempo, la forma de hacer política utiliza esta ideología para atornillar gobiernos al poder a costa de lo que sea.
Los tiempos y las sociedades evolucionan, llegan nuevas tecnologías, nuevas formas de acortar distancias, y los tiempos contemporáneos nos imponen también entender que nada es completamente blanco o negro. Hay sus grises, y muchas veces son necesarios.
Los radicalismos cada día tienen menor vigencia porque el mundo es multipolar. Las personas somos complejas y heterogéneas.
De modo que allí baso mi crítica, creo que nuestra sociedad no aplica para implantar una ideología política radical, a una sociedad plagada de contradicciones.
Y lo malo no son las contradicciones ya que estas son propias de nuestra naturaleza humana. Lo malo es que le quieran ver la cara de tonto a uno de forma tan descarada como cuando vemos a altos dirigentes políticos hablando de anti imperialismo y vistiendo una corbata de Armani.
Esto por ponerles un ejemplo que causa escozor a muchos y que tampoco es el punto central que me lleva a escribir esto.
No creo en un modelo político que utiliza el discurso para hacerle creer al pobre que serlo es bueno. Y aquí si que les voy a reventar las pelotas a muchos.
Si, como lo leen, aquí se me mete en el cerebro a la gente que ser pobre es bueno y eso es una mentira. ¿a quien le gusta ser pobre? Seguramente a los austeros del gobiernos les encanta.
Al hacer esto, se le envía un mensaje codificado cual eufemismo, y es una forma de hacerles sentir afortunados por ser pobres y no estar enajenados con valores anti humanos. En otras palabras, eres mas digno porque eres pobre, ser pobre es bueno, y debes serlo para siempre.
Esa es la lectura inconsciente que le dan, y de la que nadie habla.
Por supuesto, eso tiene que ver con que si no eres pobre entonces eres un hijo de papá, indigno. Y que los que son pobres lo son por tu culpa, por eso debes aborrecerlos.
Entonces, tu eres pobre y eso es bueno. No trates de salir de pobre porque eres un traidor y serás como ellos, no surjas, no hagas nada para vivir mejor. Quédate en tu barrio y sientete orgulloso de vivir allí.
No necesitas salir de allí, todo está bien. Yo soy papá Estado y te daré las migajas que te corresponden producto de la redistribución de las riquezas y con eso te basta.
Yo creería en un sistema de gobierno que me hable de un progreso social, Y entiendo progreso social como la movilidad, como la capacidad que tiene una sociedad donde se tenga el poder de vivir mejor por nuestros propios medios.
Yo creería en un gobierno que me invitara a estudiar, que me propiciara las condiciones necesarias para que a medida que yo estudie y me culturice tenga los medios económicos para surgir. Para vivir mejor.
Aquí se le mete en la cabeza a la gente que vivir mejor es tener un subsidio hasta para cepillarse los dientes.
Y eso, amigos míos imposibilita a la gente para tomar las riendas de su progreso.
Para mi el progreso tiene que ser obligatoriamente la educación, la cultura.
Pero la educación, no el adoctrinamiento, que lejos de hacerte libre te hace un preso de sus ideales.
Yo hablo de esa educación que te hará libre, esa que te dice que si vives en un cerro y tienes quince hijos no vas a tener oportunidad de progresar, no esa que te da una beca por cada muchacho que traes al mundo, a veces, siendo todavía un niño o niña y no teniendo la madurez necesaria.
Creería en que de verdad les interesa este pueblo si fueran asi, si en vez de invitarnos a seguir pobres nos educaran para ingresar a una clase media pujante.
Que trabaja duro por tener su casa, su carro, por darse sus gustos. Que sabe valorar las cosas porque le cuestan.
Creería en ellos si de verdad les importara que hagamos largas colas para comprar comida, creería en ellos si de verdad tuvieran un ápice de interés por erradicar tanta ignorancia y hacernos una sociedad culta.
Que parte de eso que apañan, de una familia encabezada por una niña -ya no tan niña- de 14 años y otro niño -no tan niño - de 16.
Que se reproducen irresponsablemente, para que luego él salga corriendo y ella se quede sola, repitiendo el patron con otros hombres, trayendo al mundo a otros niños que a su vez repetirán la historia.
Creería en ellos si combatieran eso, la raíz de nuestro flagelo social, el fenómeno que nos implosiona exponencialmente y bajo la mirada complaciente de quienes se llenan la boca, diciendo que están transformando este país.
Creería en ellos si viera que educan a ese, mi pueblo ingenuo, y a veces manipulado.
Ese que se cree su palabrería barata, ese que le cree que ahora viven mejor.
Creería en ellos si los enseñara a ver un poco más allá, si no se jactaran de querer eliminar la pobreza, cuando en realidad es de ella de la que se aprovecha para subsistir.
Creería en ellos si de verdad fueran líderes en positivo, líderes que los hicieran entender lo que valen y que son capaces de ser más.
Si fueran coherentes con lo que dicen, y no que siendo asquerosomente ricos tengan la desfachatez de decirle a todos que ser pobre es bueno y ser rico es malo.
Creería en que ellos son ese Mesías que tanto estábamos esperando, si de verdad hicieran de nosotros el país potencia de deberíamos ser.
Pero como mi profesión es el trabajo social, debo decir que en lo que menos somos ni seremos potencia es en eso. En lo social.
Ya que si mañana cambiaremos de gobierno y éste fuera neo liberal y estemos en el otro extremo, seguiremos siendo pobres socialmente hablando.
Porque mientras la gente siga teniendo el rancho en la mente, mientras sigamos creyendo que ser pobre es bueno y que somos mas dignos que otros, mientras sigamos resentidos con el que tiene mas que nosotros y sobretodo, mientras sigamos siendo el típico venezolano vivaracho, corrupto y con esa cultura del facilismo, no habremos solucionado los grandes males que nos comen desde dentro.
Mientras no tengamos cultura, mientras no conozcamos lo que significa el verdadero bienestar social, y que todos somos corresponsables de hacerlo posible, estaremos arando en el mar.
Mientras no sepamos como sociedad, que traer hijos al mundo es una responsabilidad contigo, con tu comunidad, con tu país, con la historia y también con ese ser al que le das la vida. Al que debes inculcarle lo mejor, al que debes garantizarle salud, vestido, comida y valores.
Y si seguimos haciéndolo sociedades ciegas, que se reproducen en masa y que no tienen educación para entender esas cosas. Lo estamos haciendo muy mal.
Entonces yendo tan al fondo vemos que tenemos problemas de base muy grandes, pero sabiendo que tenemos un modelo que posibilita la proliferación del mal, para mi esta todo dicho.
No creo en ellos como lo dije al principio, porque este modelo necesita que sigamos siendo pobres y que no tengamos infulas de progreso porque el día que la cultura toque sus mentes, ya no tendrán como hacer que les crean.
en el 3B de aquel edificio, en aquella calle.
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