Torbellino constante de ideas misceláneas, eso alberga en mi mente la mayor parte del tiempo...
Me distraigo mucho, y esos espacios son las excusas que encuentro para divagar en entre mis pensamientos laberinticos...

Mientras miraba el azul tan hermoso del cielo y le hallaba figuras a las nubes pensaba... verdaderamente las nubes no tienen formas, son simples formaciones gaseosas que desde determinada perspectiva asemejan algo que según nuestra percepción asociamos con una figura.

Pero hacerlo es divertido, nos gusta asignarle algunas cualidades que no existen  y encima creerlo... es decir, ¿vemos lo que queremos ver y ademas lo argumentamos?. -pensé-

De pronto comencé a transpolar cada vivencia relacionada con esa máxima que establecí como conclusión, y la llevé de lo insignificante que puede ser el hecho de ver al cielo, al terreno de lo que significativo que puede ser para nosotros comprender esa afirmación.

El problema en todo caso no es ver lo que queremos ver, sino creer que es verdad... enamorarnos de lo maravillosamente encantador que resulta la idea de que eso que vemos es real, es demasiado peligroso, tanto que no alcanzo a explicarlo con palabras simples

Ese mismo día, horas mas tarde, volví a ver el cielo y ya no estaba despejado para déjame ver las mismas formas, -aunque confieso haber intentado buscarlas- ahora estaba nublado, encapotado quizás...
Algo oscuro, y comenzó a lloviznar, de pronto ese mismo cielo que me mostró la increíble posibilidad de soñar con darle cuerda a mi pensamiento mágico, me enseñó otra cara...

La llovizna fue suave y duró poco rato, era quizás una forma de hacerme despertar del pasado momento agridulce, pero no sin antes dejarme la necesidad de indagar y comprender ese lenguaje abstracto.
De pronto se cuela un rayo de sol, con intenciones de cambiarle la cara larga a esa llovizna grisácea....
Y al fondo de todo ese panorama tan cambiante aparece un arcoiris... -que bello, pensé-

Siete colores, literalmente un arco perfectamente evidente, maravilla de la naturaleza, o creación de Dios...
De cualquier manera, eso que mis ojos veían, cuyas explicaciones científicas apuntan como un fenomeno asociado a la refracción de los rayos del sol a través de las particulas de agua en el aire... 

Para mi tenia otro significado, no me importaba mucho la explicación ni la justificación de su existencia,  creo que esa maravilla que estaba ante mis ojos no tenia otra carta de presentación que sus propios colores, era tal cual lo que yo estaba viendo... No me engañaba su apariencia, ni me enamoraba de una fantasía... esto me hacía soñar con una esperanza... 

Creer que si algo con tal belleza era real y existía, entonces eso que siempre he esperado no era un sueño, sino simplemente lo había buscado en el lugar equivocado...  Que eso que un día confundí por su apariencia, esa nube que terminaba siendo nube y no la forma que yo me había inventado, no era más que una mala elección y una confusión... El enamoramiento fiel de eso que yo quería ver en ella... 

Tuve fe, sentí que si Dios podía producir algo tan perfecto para nosotros, para poder verlo tal como es sin las múltiples formas que le dan las diferentes perspectivas, entonces aun puedo creer en la diferencia entre las nubes y el arcoiris... y ahí estaba la clave...

Pude comprender que siempre busqué el amor en las nubes, porque solo tomé las opciones que coincidían con las cosas que yo quería ver, elegí perfiles peligrosos,  me enamoré de soñar con esa idea,  y que ahora puedo elegir preguntarme ¿qué hay detrás del arcoiris? ¿a dónde me lleva? ¿qué me está enseñando más allá de su belleza evidente?

No se si me estoy explicando, pero metafóricamente mi mente ideó una manera de expresar la gran diferencia  que hay entre enamorarnos solo de lo que queremos ver y enamorarnos de lo que realmente hay en la esencia.

Idealizar es muy fácil, solo basta un minuto para agregar o quitar cualidades a algo que queremos para nosotros... Pasa que no siempre lo que queremos para nosotros nos corresponde, pasa que no siempre lo que vemos es lo que hay, pasa que nos guindamos de las nubes porque nos gusta soñar con tener solo que esperamos, buscamos erradamente y nos quejamos de que al final todo salió mal... y no aceptamos que hemos sido los únicos responsables... 

Como ven, esto es más que una tarde con fluctuaciones climáticas,  siempre hay que cuestionar la apariencia para desentrañar la esencia.... y finalmente, vale más mirar el arcoiris y preguntarse que hay detrás de él, que enamorarse de las nubes que finalmente no son más que eso... nubes 

Y con una simple llovizna pueden hacerte cambiar de parecer...