Ya es sábado, tres y algo de la madrugada, yo sin sueño, y luego de pensar en demasía, debo confesar que aunque constantemente me cuestiono todo, la pregunta del día es ¿dónde se quedaron todas tus palabras?,  mi respuesta fue certera y directa… ¡En mi memoria!
Ciertamente soy muy distraída, y rara vez tengo nocion del tiempo, -poco me importa ademas- pero, creo tener una memoria exacta, con una gran capacidad de retener palabras textuales como si el tiempo no fuera capaz de borrarlas.
Hoy he descubierto, que es ahí donde se quedaron todas las tuyas, ahí albergo todo ese cumulo de datos que llamo recuerdos, que me trasladan a momentos muy puntuales, y que me siguen resonando como un eco, recuerdos que me llenan de nostalgia, y también de rabia con la vida ¿por qué no decirlo?

Recuerdo por ejemplo; que a las dos horas de haber conversado por primera vez, me dijiste: “eres interesante”, recuerdo también mi sonrisa pícara y lo que pensé y nunca te dije, así como esa primera vez que nos extrañamos, y me dijiste: "#yoconfieso, que me hiciste falta", ah..., y también de ese tan insinuante: "todo seria diferente, si al menos tuviese tu número" *rolling eyes*, al igual que todas las veces que te dije que no. ¿Paradójico no?
No dejo de recordar cuando me preguntaste¿“yo si soy tu tipo”?,  también la intención ambigua de tu pregunta, esa manera de decirme entre risas que todo era en serio, y nada en broma. 
Y claro, recuerdo mi respuesta, cosa que representaba muy bien mi primer “Si camuflajeado”.
¿Si camuflajeado? Claro, eso que dijiste que te tanto te gustaba de mí, un sábado en la noche  mientras jugábamos a hacernos preguntas.
Recuerdo también  esas ocho llamadas perdidas en mi teléfono, cuando emprendí mi primera huida,  ese escape sin causa que me devolvía a ti con un efecto casi magnético, tus doce mensajes mientras estuve de viaje, y esa llamada desesperada un viernes a las once de la noche preguntando: ¿"como tengo que decirte que me llamas la atención"? , claro, y también ese ¿"tengo que jalarte bolas"? confieso lo hice a propósito, confieso haberte estado probando, y confieso que adoraba la manera en que pasabas cada una de mis pruebas.
¿Qué me dices de aquella vez que me enfermé y no tenia dinero para ir al médico? ¿acaso puedes recordar eso que me dijiste? ese "pero, ¿cuanto necesitas?" y mi manera de hacerme la loca y hacerte olvidar esa idea. Y dime, ¿acaso puedes recordar tus tres llamadas al día para saber como me sentía?
Recuerdo incluso, las riñas, los conflictos, mis muchas palabras y tus silencios, tus “kierote” y tus “adorote”.
También ese “conflicto moral” que te aquejaba y que una vez me explicaste con detalles, ese “siento, y siento por ti”, pero sobre todo recuerdo claramente ese “te quiero, y te quiero para mí”.
Ese “no te vayas, te necesito”, y también cuando dijiste “te quiero bonito”,  ni hablar de tus demostraciones de cariño virtual, tu demanda de atención y tus manipulaciones, esas que por ser tan parecidas a mí y por un poco de conveniencia me hacían dar mi brazo a torcer, recuerdo tus reclamos y ese "me trataste mal chamita"
¿Y como no hacer mención de esa pregunta y esa promesa? ¿la recuerdas? eso que jamás se cumplió y que sería "perfecto"? o tal vez ese, "si amor, vamos a hacer la dieta juntos".
Recuerdo nuestros 'yo confieso' y nuestros 'yo te pido', además de todas esas veces que no teníamos manera de estar cerca sino a través de un teléfono, recuerdo oírte hablarme chiquitico, y decirme “dame un beso”, y claro, también mi cara de idiota al escucharte y responder a la tertulia.
Esas palabras cuando todo comenzó, "quiero hacer las cosas bien" y ese "te prometo que antes de hacerte daño me voy"... también esa ensalada de frutas con jugo de parchita y ese dulce, mis nervios y tu sonrisa, ese señor de barbas blancas que nos miraba a través del vidrio ese día, ah…, y ese primer beso  rodeados de tanta gente, en esa panadería tan conocida con olor a azúcar, y es que aun te puedo recordar mordiendo mis dedos, y diciendo “tienes unos ojos muy lindos”.
Recuerdo ese “hoy siento que te amo” y tu posterior explicación de esas palabras,  recuerdo mis ataques y tu paciencia, además de aquella respuesta que me dejó sin aliento mientras entraba en mi momento de esquizofrenia femenina, “no se qué quieres escuchar, pero yo solo intento hacerte feliz”.
¿Cómo olvidar el sushi? y tu enseñándome a usar los palitos, esa merengada con yogurt y frutas, ese almuerzo que me preparaste ese jueves en tu casa,  además de ese día…, no tendría manera de olvidar aquel día lunes, también en tu casa, cuando luego de haber compartido un momento tan inigualable,  te dije: "tengo hambre" y respondiste ¿“te quieres comer mi almuerzo?, yo después me preparo algo”.
Nuestros cariños,  nuestros juegos y nuestro secreto..., ese ¿le puedo dar un besito en el cuello? y esa respuesta siempre afirmativa a todo, aquellos momentos tan nuestros y aquel pare de contar...
Recuerdo tu pregunta ese día lluvioso, ¿"te importaría acompañarme a comprar ropa"?, y ese ¿"cielo, te gusta esta camisa"? o quizás, ¿de qué color el pantalón? y también ¿cual de esas corbatas crees que me gustó más? y claro, ese "cancelado nuestro plan de hoy por causa de lluvia, favor ubicar actividad alternativa" y ese juego risueño de..., ¿"entonces vamos al cine"? ¬¬
Inolvidables tus múltiples y repetidas preguntas atentas como: ¿"cielo, la estas pasando bien"?, o quizás aquellos momentos de bromas y juegos donde me decías: "llámame el jueves" y luego, "bueno, tu no tienes jueves", también nuestras pugnas metodológicas con aire intelectual, donde terminabas diciéndome, "no importa niña, es tu tesis y yo te apoyo".
Recuerdo tus “disculpa” y mi culpa interna, también ese día en que fuiste aprobado Mención Publicación y me escribiste un mensaje que traspasaba la presencia de todos los que ahí estaban, y decía “gracias por estar aquí, fue importante para mi” así como ese “eternamente agradecido que te acercaras a verme hoy” el día de tu grado, ese abrazo y ese beso en la frente a la salida del Aula Magna, tu pena y mis ganas de  llevarte lejos.
No solo recuerdo los momentos gratos, también puedo revivir eso que me costó tanto asimilar, ese “No estarás sin mí, pero tampoco conmigo” o quizás ese “yo también te quiero, pero tienes razón”, y claro…, “aunque suene trillado, pero no eres tu soy yo”.
Recuerdo tus propuestas y tus incongruencias, y aquella llamada dominical preguntándome ¿"por qué estás tan antipática"? y claro, no puedo dejar fuera esa pregunta necia que me hiciste: "por que ud me está tratando así?.
También todo lo que te dije, y nuestras palabras más recientes, ese "te quiero y te querré, pero" y por supuesto, ese tan predecible "me voy a alejar".
Así como eso, podría pasarme la noche rememorando tantos momentos y tantas palabras, que a pesar del poco tiempo se quedaron tan grabadas, tan presentes..., sin embargo, debo terminar mi escrito, diciendo que aunque recuerdo todos y cada uno de esos instantes, no logro ubicarme en cual de ellos es que se te murieron las ganas, porque sencillamente no creo que nunca hayan existido.
Y aunque se que una parte de ello lo mató mi inseguridad, y otra parte nuestros fantasmas, se que todo eso que pasó,  eso que tu reconoces como algo bonito, no fue una mentira.
Solo espero, alguna vez sepas responderme, para poder seguir creyendo que en efecto fuiste mi mejor amor y que nunca fuiste solo un montón de palabras huecas dichas al viento sin sentirlas, en resumidas cuentas, que no fuiste tan solo un recuerdo grabado en mi memoria.

Lo  bueno despues de todo, es que si estaba equivocada... 
no solo fuiste un recuerdo, sino el peor recuerdo... gracias por haberte ido.

18-12-10