Nadie más tiene la culpa aquí. Solo tú.
Yo no pude amarte más, no pude darte más, no pude esperarte más, no pude querer ser algo más parecido a lo que creí que debía ser para merecer tu miserable amor de mentira, con la única finalidad de que fueras feliz conmigo y me amaras.
No quisiste. No te importó, y honestamente lo intenté hasta hace no mucho.
Aunque no lo haya dicho a nadie, si lo volví a intentar, tal vez cambiando la táctica, tal vez intentando parecer no tan enamorada, y no tan interesada, y no tan demasiado intensa, y nada, fuiste tú de nuevo.
Tú quien siempre te has escapado de mí, a quien no le ha dado la gana de dejarse amar y arriesgarse a amarme.
Tú quien me dejabas tantos huecos sin llenar, con tantas carencias que por supuesto no sabías llenar porque no te alcanzaba el sentimiento.
Tú quien me hizo el amor por primera vez y a quien no le importó dejarme llorando en un rincón.
Tú, que solo piensas en tí, en tus testículos y en tu manera tan egoísta de vivir la vida.
Tú que arrazas con todo, que no miras atrás, que no te importa quien sufra por tus actos.
Tú que sabes bien que aun me desarmas y me haces débil, tú que sabes bien cómo hacer añicos mi orgullo.
Tú que ayer ignoraste mi mensaje pidiendote ser amigos de nuevo, para no sentir nuevamente que fue mi culpa.
Y es que no fue mi culpa chico, es tuya, solo tu culpa, nadie más que tú tiene que sentirse mal.
Y si, yo fui idiota porque reconozco hoy después de tanto fingir ser la mujer de mundo, la que todo lo maneja desde la cordura, que si, lo volví a intentar en silencio.
Como tratando de comprarte con afectos vacíos, como creyendo que el pobre y mediocre sentimiento de lástima que sientes por mí se convierta en amor luego.
¿Estúpida?, sí claro, desde que te conocí hasta ayer lo he sido. Y no me arrepiento.
Porque me has hecho una mujer de hierro, con pie de plomo y la capacidad de ser inteligente y emocional a la vez.
Quien sabe decir claramente lo que necesita y demandar lo que quiere.
¿Y tú? Eres un pobre tipo, bello, si muy bello, físicamente atractivo, lleno de miles y millones de facetas muy llamativas y un tanto irresistibles para mujeres pensantes, y tambien para idiotas con cerebro de maní.
Puedes tener la mujer que quieras, y hasta cuando la quieras, porque como no quieres ni te importa nadie, las dejas cuando ya no te conviene seguir calandotelas. Y eso te hará eternamente infeliz, porque buscas y buscas y no buscas nada, mereces el final de terror que vas sembrando día a día.
Hoy no quieres siquiera ser mi amigo, y recuerdo todas las veces que me hiciste llorar por noches enteras, y las infinitas veces que te perdonaba y fui tu amiga.
Tu amiga porque no te podía tener y no te podía dejar ir, pero tambien porque imbecilmente esperaba que un día alguna de tus conquistas te lastimara y te dieras cuenta de que yo era la persona indicada.
Si vale, fui una idiota de aqui a la Osa Mayor, pero ¿sabes qué? yo te amé. Yo si te amé.
Te amé con cada uno de los vasos capilares de mi cuerpo, y tu no merecías ni eso, ni nada de lo que te dí.
Entonces esta rabia que tengo hoy no es otra cosa que conmigo por haber sido tan estúpidamente ciega y no entender que sencillamente, eras una estación en mi vida.
Viniste a ella a hacerme mujer y enseñarme que ese mundo de colores que soñaba producto del ideal de las novelas no existe.
Que tenía que ponerme dura y hacer lo que hacemos todas las mujeres cuando sufrimos por primera vez,
ponerme los pantalones y cubrirme las espaldas para que no venga otro grandisimo hijo de su madre como tú a joderle la existencia.
Bravo, te la comiste, esa era tu misión en este paso por mi vida, y te felicito, pero ya se acabó.
Ya ni novios, ni amantes, ni amigos, ni compañeros de aventuras, ni vecinos por accidente, ni a un metro de distancia, ni aunque te partas una pierna frente a mi. Me llevaste al llegadero, y ahora recoge tus frutos.
Se acabó la amiga confiable, se te acabó el comodín seguro y el pasado tentador.
El sexo ocasional despues de unos tragos y cualquier cosa que por ínfima se te pase por la mente.
Ya no más contigo, tu orgullo sobrepasa tu estatura y no te cabe en el cuerpo, y pagarás por cada una de las lágrimas que dejas en los rostros de las buenas mujeres que con algo de suerte malvada te has conseguido.
Púdrete. Vete a donde viniste y déjame de una buena vez ser feliz sin tu sombra.
Sin el recuerdo de tus besos torpes y del peor sexo que he tenido en mi vida.Porque, hasta eso me debes.
Fuiste el peor pero como te amaba tanto no tenía importancia.
Una vez más te quedé grande y lo seguiré haciendo.
Porque ni aun volviendo a nacer, te merecerás a la mujer que intenté ser por ti, ni mucho menos...
La que soy hoy.


ADIOS 

20 de diciembre de 2011