Para mi quiero: un motivo, un detalle, un abrazo inesperado, una melodía, un miedo superado, una meta cumplida, un sueño posible, un café por la mañana, dormir mientras llueve, regalarme un día, liberar culpas, no dejar de sorprenderme, quiero mucha música, quiero baile, un escape a la rutina, una nueva oportunidad, quiero fe, paciencia, amor, nostalgia, sonrisa y fuerza, quiero cambio, olvido, perdón, y libertad.

Puede sonar loco, y aunque solo cuento con veintidós años y 11 meses, puedo asegurar que he llegado a un punto de tener claridad en cuanto a lo que realmente soy y necesito, se lo que quiero, aunque a veces dudo y pienso que quizás solo se lo que "no quiero" y por defecto voy descartando.


Pero poco importa, porque mis pies están bien puestos en la tierra, ya las largas angustias de la acneosa adolescencia van siendo cada vez más cortas, ya no me gusta el chico del salón que es muy lindo, no me importa tanto meter la panza cuando camino, ya no me esmero en maquillarme por horas, ni me importa salir despeinada.

A veces se me olvida cepillarme los dientes antes de dormir, no sufro por los cañones de mis piernas o por los de mis cejas, aunque por supuesto siempre hay que mantenerse presentable y me gusta hacerlo, no es una obligación para satisfacer al mundo, es una decisión mía por y para mi, y claro, como buena mujer temperamental eso va mucho de la mano con mi estado anímico, que ciertamente es fluctuante.

El asunto es que ese "bien" para mi, hoy tiene otra significación, y es a eso a lo que me refiero, el aceptarse, con eso que llamamos imperfecciones, esos detalles que no siempre nos gustan, que si las horquetillas, la celulitis, que si tengo la piel muy blanca o soy negra, tengo ojos grandes o chinos, soy alta o baja, gorda o flaca, o ¿por qué no decirlo? aceptarse con mal carácter, mañas, defectos y demás aspectos que nos constituyen.

Todo esto viene de un proceso largo, en el cual pude diferenciar y hacer algunas equivalencias, pude construir mi propia identidad, desintoxicarme de los formatos, las recetas, las formulas irrefutables, me atreví a no dejarme llevar por el miedo y un día empecé a poner en duda todo dogma social o dicho mas "bonito" y además aceptable, todo estereotipo que me diga: "are you out, or are you in"

Cuando pienso en esto, realmente me construyo y me desconstruyo constantemente, es decir, en este momento podría pisar el botón "DEL" de mi teclado y eliminar todo esto, porque realmente puedo estar incluso hablando pura... -cosa que comen los burros- sin embargo, algo me dice, que según mi experiencia pudiese estar hablando de algo realmente profundo en mi vida, y que es digno de dejar documentado para la posteridad, incluso para cuando ya todo este gamelote que estoy redactando me parezca pura... -cosa que comen los burros- producto del tiempo y la evolución.

Es tal el grado de profundidad el que hablo, que incluso hay que retomar el lenguaje utilizado y hacerle un estudio exhaustivo, porque ya el mismo hecho de decir que aceptamos nuestras imperfecciones es como pretender que otro entienda, acepte y además te admire porque tienes las lolas de decir: "me acepto como soy y soy feliz".

Sinceramente, no hablo de eso, porque decirlo incluso es como justificar que como nadie es perfecto, entonces es normal que YO NO LO SEA, no sé si me estoy explicando, pero es como si inconscientemente, muy en lo profundo queremos justificar la gran necesidad tonta e inútil de que la palabra "perfección" sea aplicable para el ámbito de lo social, y no hablo en términos filosóficos, ni políticos, ni protestantes, ni nada demasiado abstracto, sino mas bien voy a lo concreto.

En dos platos queremos justificar que lo perfecto no exista en y para nosotros, siempre estamos compitiendo entre nosotros mismos por alcanzar ideales, sean los que sean, pero necesitamos ese escalafón para darle algún sentido a las cosas, sin ser exagerada, muchas veces hasta para darle sentido a la vida.

Parece hasta un tema de tesis, pero realmente si nos ponemos seriamente a evaluar lo que decimos nos damos cuenta de que estamos idiotamente intoxicados con el germen de los estereotipos y no nos damos cuenta de que en muchos de los casos no somos reales, no seguimos lo que sentimos porque créanlo o no, el poder de este germen puede ensordecer los sonidos que vienen de dentro, y hacernos tan autómatas que nuestra vida siempre tiene un detalle que nos hace pensar que no podemos ser felices.

Claro no hay que negar que surgen muchas inquietudes, necesidades, aspiraciones, expectativas más personales que si, por supuesto nos impulsan a accionar y mover nuestros esfuerzos hacia algún objetivo, pero el problema puede presentarse cuando la presión de fuera puede llegar a confundirse con una de esas necesidades genuinas y ahogarnos en un mar de insatisfacciones y de frustraciones que para que contar.

Recuerdo hace unos cinco o seis años había un chico que me gustaba demasiado, estudiaba conmigo, éramos muy amigos, y yo siempre supe que él sentía cosas por mí, pero como yo no era la chama más deseada del grupo, ni era la más bonita, ni la más esbelta, nunca fui la que todos deseaban tener, la que todos quieren exhibir, sencillamente él nunca pudo estar conmigo, porque era más importante ser parte del resto del mundo y saber que todos te envidian y quieren estar en tu puesto que simplemente ser tu y ser feliz con lo que tienes.

Hoy en día somos amigos, y todo pasó, pero pude enterarme de muchas lágrimas en sus ojos, por haber estado con la más bella, la más famosa, la más llamativa de todas, pero resultó que también era la mas… (Mejor no sigo).

Pero así es la vida, no puedo sentirme feliz por eso, me hubiese gustado que él fuera feliz, pero es parte de las consecuencias de sus actos y yo no tengo la culpa, así debió ser. La lección no está aprendida de aquel lado, porque él sigue buscando lo mismo y recibiendo lo mismo, sin embargo yo trato de caer el hueco una vez y aprender, tomar las medidas y aprendizajes y seguir, así ha sido desde entonces.

Son muchas las cosas que podría comentar por aquí para poder fundamentar mi forma de pensar y percibir la realidad, sin embargo no alcanzaría el tiempo para hacerme entender del todo, lo importante en este caso es poder mostrar al ceñido grupo de personas que dejo entrar en mi mundo, todo lo que mi mente alberga, ese sitio donde yo soy la dueña, donde yo decido, donde yo pongo puntos y finales y hago que todo eso tenga sentido.

No puedo asegurar que no quede algo de lo que fui, no puedo decir con certeza que no me veo contaminada con el resto, pero algo destacable es que ahora lo puedo identificar y decir NO para ponerme la mano en el pecho y cerrar los oídos a las distracciones que no me dejan escuchar mis propias voces, esas que no me engañan ni se imponen pero que me hacen poner mi intuición en pie de lucha y alerta ante cualquier ataque.

Ciertamente soy muy desconfiada, soy muy cerrada si quiero serlo, pero sigo siendo la misma niña que creía que la vida es mucho más que seguir la receta y cumplir el mandato, por eso la primera frase de este escrito tiene tanta relación con mi forma de vivir y de ser, eso muestra el porqué no siento apego por las cosas, ni por la gente, porque no tengo miedo de decir lo que siento así no deba, eso explica porque soy imprudente e irreverente, porque soy YO Y NO LO QUE ALGUNOS PODRÍAN ESPERAR QUE SEA... GRACIAS!!! BENDICIONES