Muchas veces perdida en esta isla desierta miraba esperanzada, pensaba que un día alguien lograría encontrarme y quedarse ahí, compartiendo el mismo suelo, viviendo el mismo aire. Nunca quise que me llevaran lejos, aun no quiero, amo mi espacio, mi lugar, ese lugar donde vivo y muero, donde duermo y despierto, donde le voy poniendo colores distintos a mis sueños.


Adorné mi guarida con espinas de rosas que poco a poco iban muriendo, construí mi fortaleza a base de soledad y coraza, quise ser tan fuerte que me volví muy débil.

Pensé en matar las ilusiones, pero solamente logré dormirlas largo tiempo y me olvidé de ellas, pensé haber ganado la batalla, me convencí de que no había quien fuera capaz de atravesar las aguas turbias de mis emociones, y me lo creí.

Un día, desperté y había llegado alguien luego de su naufragio, había luchado mucho para llegar ahí, para llegar a mi, a ese lugar que es mi lugar, mi fortaleza inquebrantable, a mi sitio sagrado, a donde no había dejado entrar a nadie es largo tiempo, y tal parece haber sido un sueño porque jamás noté cuando llegó.

Cuando abrí los ojos ya estaba frente a mi, y me dijo: "me quedo". Me resistí, intenté sacarlo, creí estar peleando por lo que era mi territorio y terminó siendo una guerra sin tregua, una lucha por ver quien es más fuerte, una batalla epica donde se jugaba al mismo juego, donde ninguno quería perder, y donde finalmente con mucho esfuerzo logré sentirme en libertad, aun teniendo ciertos aires de soberbia y no tener valor para reconocerlo.

Hoy, ambos estamos perdidos en esta isla, en este lugar que yo siento tan mio, donde no tengo que aparentar nada, donde soy como soy, donde se vive día a día, donde no importa tanto el mañana, donde el pasado se desdibuja, y el presente es una duda, una incertidumbre, donde nos gusta ser niños y jugar a ser adultos.

Sigo poniendo pruebas que a él le gusta pasar, tentamos a la paciencia y al orgullo, aquí se intenta ser felices con lo que se pueda, este espacio me hace libre y nos hace libres por ahora, no hay cárceles que nos cierren puertas, y hay mucho aire para respirar, aquí estamos porque queremos estar y no hay obligaciones.

Quiero seguir jugando a la sorpresa, porque mi alma necesita de su infinita genialidad para poder soñar, y su ingenio necesita de mi complicación para poder impresionar, su ego necesita de mis mimos, mi desesperación de su calma, y su ansia por asumir retos necesita de mi testarudez.

Me gusta que nos necesitemos para ser lo que somos, me gusta sentir que HOY nos completamos, y sentir ese miedo de no saber si mañana será igual. También me gusta que mis "NO" le inciten a hacerme decir que "SI", que su tacto invada mi espacio cargado de altas dosis de impaciencia, me gusta que me abrace mientras caminamos por las calles, y la paciencia con que se va colando entre mis muros de contención, ademas ver que se va dejando arropar por mis tretas de manipulación casi imperceptible.

Me gusta que sea él y no otro, y me gusta gustarle como soy, que se sienta atraído por mis locuras, contradicciones y fluctuaciones anímicas, y claro, me encanta sentirme enamorada de la idea de que él existe.

Adoro el hecho de que sea así hoy y mañana quien sabe. Si he de pedir algo sería que no deje de impresionarme, que no se canse de hacerme reír y hacerme soñar, que no olvide los detalles, que no muera la sorpresa porque de esas cosas maravillosas es que todo esto se alimenta. Todo lo que nos hace ser nosotros y ser distintos, lo que hace que seamos unos náufragos aventureros perdidos en esta isla desierta, donde nada esta dicho, donde la duda le agrega emoción y nos gusta jugar a descifrarnos uno al otro, donde todavía hoy seguimos luchando para tener el control, donde aun seguimos jugando el mismo juego de seducción.

En fin, donde somos ejecutores del ahora, donde vivimos el presente en cómodas cuotas, y no nos cuesta olvidar que el futuro no está escrito, sino que se va modelando en el camino.