Una nueva cuidad con temperaturas altas... un viaje con promesas de progreso...
Un chico alto, de esos morenos con sonrisa que ilumina, con ese condenado prototipo que me fascina, de un aspecto llamativo pero de actitud reservada.
Yo tan niña, tan necia, tan rebelde, tan de doce años... él tan hombre y tan seguro, con sus escasos dieciséis y esas ganas de comerse el mundo...

Recuerdo como si hubiese sido ayer la primera vez que lo vi, fue de lejos y pensé... "Que bello"...
Tenia un mechón amarillo, algo no tan común, eso que lo hacia ver tan punk...  tan adolescente, tan original, y tan para mi... Aunque confieso nunca me gustó, pero de alguna manera sabia que ese moreno alto y callado, iba a escribir una historia conmigo... pero no lo quise reconocer.
Ese chico tranquilo, de su casa, de buena familia, respetuoso y además que tenia esas ganas de amarme por siempre, no era el que a mi me gustaba, al menos no al principio...
Estaba ese otro, el que no servia para mucho, el vecino de al lado y amigo del moreno... el que no era tan lindo pero algo mala conducta, ese que me llevaba seis años, el que no hacia caso a sus padres, y que tenia esos amigos con aspecto extraño, ese que era extrovertido y que solo buscaba un pasatiempo, ese chico que se me hacia tan interesante.
Y aquel moreno, que además de alto y bello, tenia las de ganar, que aun sabiendo que me quería tanto era mi última opción, mi carta bajo la manga, y mi comodín.
No por maldad, ni por egolatría, sino porque no sabia lo mucho que lo iba a necesitar cuando ya no estuviera...
Un día, supe de labios de aquel chico malo que me gustaba, que ese moreno alto y que olía tan rico gustaba de mi, y aunque para mi no era secreto fingí demencia, dramaticé una sorpresa frente al choque que fue darme cuenta de que ese fulano que me hablaba no sentía nada por mi, y que intentaba ayudar a su amigo.
Y un buen día, de la nada, sin importante mucho, sin tener un mínimo de pena le dije a aquel moreno lo que su amigo me había contado, él por ser tan tímido, tan callado, y algo tartamudo cuando está nervioso, solo respondió "es verdad, me gustas mucho... ¿quieres ser mi novia?".
Creo que esa ha sido la primera y la única vez que me lo han preguntado, ya en estos tiempos no se estila mucho y me he desacostumbrado, pero es que él... él lo dijo con un brillo en sus ojos, con eso que al pasar los años se va perdiendo... y yo dije: "Si".
No nos pudimos besar, porque yo era tan niña y me cuidaban tanto... no podíamos estar solos, al menor acercamiento me iban a mandar a encerrar en la prisión de Alcatraz.
La verdad no se muy bien por que le dije que si, pero es que aquel chico no me gustaba tanto, repito más bien no me había dado cuenta.
Como a los dos días,  me dio por terminar con él, y nada más ver su reacción y el sentir que se me terminaba aquello que tenia tan seguro me hizo despertar de esa ceguera sentimental y por primera vez sentí verdadero miedo de perderlo, lo perseguí hasta la puerta de su casa y le pedí disculpas, no se muy bien que era eso que me movía a buscarlo pero no lo podía evitar, y ahí fue... que estando fuera de mi casa, sin esa vigilancia extrema de la que eramos victimas, me besó por primera vez...
No les puedo describir ese beso, creo que nadie en mi vida me ha besado como él, como ese día, con esa necesidad intensa que sentía de no dejarme ir, dejándome claro que él no andaría con juegos, que me quería para él, para siempre... yo con ese susto de haber sentido su ausencia por unos minutos, y supe entonces... que ese moreno alto, bello y callado, era mi primer amor.
Pasó el tiempo, el soportó mi inmadurez, mis pesados doce años y sus temibles actitudes infantiles propias de la edad, habló con mi familia, me presentó en su casa, me hizo su día a día... y me amó, con amor de niño, ese amor aun sin tanta malicia, ese amor en el que creemos hasta que empezamos a sufrir y a pasar desilusiones, ese primer amor idealizado, ese que tenemos una sola vez...
Yo, seguía siendo tan niña, tan poco humilde, tan encerrada en mi mundo... si lo quería, pero creo que no tanto como él a mi...
Luego vino la separación, la mudanza, yo de regreso a mi ciudad de siempre, sin promesas de nada seguro, esa despedida amarga con lágrimas en los ojos, ese no saber que pasaría con nosotros...
Llamadas largas y conversaciones constantes al principio, luego más distantes, ese extrañarnos asquerosamente, el no vernos tan seguido, el esperarnos siempre... el tiempo y la distancia, otras caras, nuevas ilusiones, así estuvimos tres años... siempre fui su novia y él el mio, pero no nos veíamos casi...
Cada vez que nos veíamos nos besábamos como locos, nos dábamos todo eso que nos guardábamos en la distancia... y lo que seguramente él compartía con alguna otra mientras no yo no estaba....
Yo fiel y sola, él lejos y con quien sabe... hasta que se enmudecieron sus te extraño y mis llamadas dejaron de buscarlo... al tiempo, supe que se había casado.
Fue duro lo reconozco, me dolió y lo odié por un tiempo... pero creo que ya nada quedaba de aquel primer amor tan nuestro, ya él amaba a otra y yo nunca me di cuenta de lo mucho que me dolería cuando ya no estuviera...
Luego de casi seis años de haberse casado, lo recuerdo como la persona que más me ha amado, pienso en lo que podría haber pasado si no me hubiese regresado a esta ciudad tan ciega, me obligo a no seguirme atormentando y paso a otro pensamiento que no me genere inquietud...

Sigo llamando a su mamá en sus cumpleaños, los día de la madre, y también las navidades, alguna que otra vez logro hablar con él, cuando su adorada esposa enferma de paranoia no lo vigila, y cuando logro esquivar su odio injustificado hacia mi... 
El estuvo conmigo en el funeral de mi abuela y aunque los años pasen, y ya sean diez, aun siento que cuando escucha mi nombre, o cuando sabe de mi algo se mueve en su interior, así como me pasa a mi, aun cuando hemos crecido, madurado, y vivido otras experiencias, aun cuando eso que sentimos ya no sea amor... siento que cuando me escucha la voz los 1ero de enero sigue siendo ese niño que yo conocí, ese que aun tartamudea cuando me saluda, el que me huye cuando intento acercarme, ese que tiene una vida y que me hace sentir estúpida por haberlo dejado ir...
Ese que siempre fue tan hombre y tan seguro, el que escribía cartas de amor tan cursis que me daban risa, el que amó tanto a esta niña inmadura e imprudente... ese que siento que aun recuerda ese primer beso mientras yo le pedía que no se fuera...
Él, que es mi amigo en el fb y que me aceptó con algo de miedo, ese que ahora es padre de un hermoso niño que lleva su segundo nombre, él que alguna vez me ha dicho que no es tan feliz y ese que jamás me hizo daño... es quizás la persona que nunca debió irse de mi vida... pero tal vez yo tampoco merecía que se quedara...