Pasa que un día te levantas y estas flotando en una nube, diciéndote a ti misma... alerta, toda esta felicidad es ridícula... seguro pronto se irá, pero que rico. Cuando pasa dices lo sabía, pero ¿por qué? y empieza el letargo amargo donde te autoflagelas...
Pasa que eso sucede unas cuantas veces a lo largo de nuestra vida sentimental, y pasa que nos volvemos cada vez más fríos, también pasa que un día decides no seguir cuidándote las espaldas y nuevamente vuelves a caer en otra red, en esa especie de trampa que llaman románticamente: "amor".
Si, pasa... y por ahí vamos caminando, sumando nuevas rayas a ese tigre... aprendemos mucho, lloramos, nos quejamos, destilamos odio y nos curamos...
Como que mucha intensidad junta ¿no? pero pasa, si pasa...
Pero es que a veces hay eso... ese tipo de sensación extraña que jamás te había pasado. Eso que rompe los esquemas que conocemos y no sabemos siquiera ponerle un nombre...
Pasa que hay varias puertas abiertas y no quieres ninguna, quizás porque nos haría falta que estén cerradas y nos ataque el condenado empeño por abrirlas...
Pasa a veces que hay esa persona, a la cual le gustas tanto, pero tanto... que se le quiebra la voz cuando intenta decirte lo que siente y termina callandose... y tu, sencillamente no quieres escucharlo, finges demencia y cambias el tema... si, si pasa... y es raro...
También hay algunos momentos... esos en los cuales intentas darte un "chance" entonces te programas cerebralmente para aceptar esas salidas, las copas, el cine, el sushi, el vino... y tu, idiotamente extrañas esas conversaciones que ya no tendrás, con ese alguien que ya no está y con quien te gustaba hacer todo lo que haces mientras intentas vivir el momento... si, eso también pasa...
Y es que pasa que no puedes corresponder un beso, que quisieras que ese "quien" te conquiste, o que no fuera timido, o bueno, tal vez que no hable tanto... tal vez que sea un poco más alto, o no fuera tan poco inteligente, que tenga una de esas agradables conversaciones que te encantan... ahhh... que no use ese peinado, que deje de fumar o que se arregle las manos, que tuviera una profesión, o que su mamá no fuera una bruja... que ese gato no tenga solo cuatro patas sino que empecemos a buscarles las cinco... y terminas dándote cuenta de que si esa persona realmente te gustara nada de eso importaría...
Y entonces recuerdas a ese ex... ese que vive en un barrio y no tenía ni para brindarte un helado, o ese que era más bajito que tú, calvo y feo que te encantaba, ahhh... aquel que cantaba y que bailaba tan bien, pero también sus inmensas orejas y su cuerpo flaco como una escoba, claro...  también de aquel moreno alto y callado que además era celópata y posesivo, o de aquel gordito encantador que tiene ese perfil tan peligroso y atractivo, piensas en ese mujeriego y mentiroso compulsivo que además era chulo y te dices silenciosamente a ti misma... cuando surge ese "no se que" que te conquista, no hay defecto que valga... si, si, claro que pasa...
Entonces viene ese espacio entre el estómago y la espalda... ese tipo de sensación extraña, donde te empiezas a enterar de que no amas ese pasado, que ya casi no recuerdas como era tu vida en ese entonces... pero sabes en el fondo que necesitas ese tipo de emoción, esa cosa loca que te hace verle alas a un cerdo y te desactiva el lado del cerebro que sobre analiza todo, llevándote a esa clase de sobresalto que te producían todos y cada uno de ellos, con todos sus defectos... y dices: debería darme el chance pero, no puedo... me está faltando ese "algo"... pasa señores, eso pasa... y yo no sabía que pasaba...
Pasa que me doy cuenta, de que no extraño a ese que me conquistaba de esa manera tan de película, no, es decir, no a su persona, no a su voz, no a sus besos, no a sus manos, ni a eso que solía decirme por teléfono... y de nuevo esa sensación extraña de convencerte de que esas ganas de llorar no se llamaban amor por él, ni son nostalgia por su presencia ausente... sino parte de ese duelo que tenemos cuando esa emoción se ha ido...
Pasa que finalmente extrañas esa imbécil  sonrisa mañanera al leer sus mensajes, o ese frío en el estómago cuando el escuchas la voz... ese contar los minutos para verlo y abrazarlo, y claro... esas ganas locas de que te quite la ropa y te invite a volar... eso que ahora no tengo y que es de lo único de lo que estoy enamorada... si, vale... claro que pasa...
Es por eso que no puedo besarte, es por eso que esquivo esas miradas y finjo demencia....
Es por eso que necesito y te pido a gritos que me enamores, que me conquistes, que me hagas vivir esa primera ilusión... que me hagas extrañarte y necesitar ese primer beso...
Es por eso que no puedo siquiera imaginarte tocándome la piel... es por eso que si no lo haces pronto, jamás pasará, porque no me basta saber que me quieres, ni que tienes carro o plata, tampoco tu buena familia, o las invitaciones que te salen tan caras, no es suficiente solo tu buen físico, ni la paciencia que me tienes... porque sencillamente, no me acelero cuando te veo... y yo necesito sentirlo, necesito que me demuestres que tan importante soy... y justo en ese proceso, me enseñes a necesitarte...
Pasa que te digo esto, y no me entiendes... si pasa, y pasa que desearía no decirlo y que tu lo hagas de manera espontánea.
...y de pronto, te quedas de nuevo esperando ese autobús en la parada equivocada... ese tipo de sensacion extraña... por la cual,  solo te toca abrir los ojos y confirmar que esa extraña sensación de no saber nada, tiene un solo significado... y es que tampoco eres tu...