Tiempo, el asesino de eso que una vez sentí. Eso que tejiste con el hilo de los detalles y de los discursos inteligibles.
Ya no hay más suplentes de eso que alguna vez pudo convertirse en amor, amor del bueno, del que necesitaba y que finalmente se perdió por ahí.
Ya no hay sonrisas, ni hay excusas para llamarnos, ni mensajes equivocados invocando acercamientos.
Se fue ese duende que me mantenía suspendida en el aire, colgada de tu voz y de tus manos.
Esas que una vez me desearon tanto, que fueron dueñas de mis fantasías y de mis rincones más inhóspitos.
No más amor, no más odio, no más de eso tan intenso y tan perfecto.
No más de esas palabras, de esas mentiras convertidas en verdades convenientes. No más de ti, no más de mi.
Ya no besaré tu cuello, ni te morderé los dedos.
Ya no jugarás a hacerme el amor. Ya no más pasión.
Vendí la esperanza al mejor postor, ya no más quizás, ya se siente el nunca.
Ya no piensas en mí, en mi piel, en mis besos.
Ya no extrañas mis juegos, mis detalles y mis errores.
No más justificarnos, no más perdonarnos.
Hoy ejercemos el papel del pretender que siempre fuimos nada,
Como si nunca me tuviste, como si nunca nos tuvimos, como si nada.
Tu mala memoria se olvidó que me extrañaste alguna vez, y mi memoria caprichosa solo recuerda lo que quiere por orgullo.
Remataste mis huellas, cancelaste las cuentas, despegaste de aquí. Te fuiste
Me quedo en mi lugar, a donde siempre pertenecí.
Con este montón de gente y donde no encuentro esa voz, esas manos y esa piel.
Donde me encargo de olvidar la rabia de ponerme a recordar.
Y te confieso sentir ganas de volver a sentirme así.
Lo busco y lo procuro, pero no me sale.
Adormeciste alguna parte de mis impulsos y me dejaste sin reservas.
Sigo atolondrada por el letargo de la frialdad, tratando de sentir, tratando de seguir.
Como si nunca hubo una huella, como si nunca dejaste una marca en esta piel, como si nunca pasó.
Y mientras, te veo ahí, en nuestra cita en las nubes, en esos sueños que revivo despierta.
En los que te imagino, en los que sigo esperando volver a sentir eso.
Y donde mi secreto es solo extrañar tu manera.
Donde ya no queda amor, no queda sufrimiento, no queda necesidad de ti. Pero si de esa, tu manera.
Donde todo mi ser desea que existieras, y donde finalmente él termina sobrando.
Donde no tengo piel para otro, porque te la llevaste toda.
Y donde al abrir los ojos, me doy cuenta que fue eso, un simple sueño.

19 de julio de 2011

Y así fue como un buen día ya no me quedaban más ganas de seguir siendo buena...
Si, es exagerado... tal vez, es también muy mentira, o muy verdad, pero aquí es donde me paro el quicio entre lo que ha sido mi vida hasta este momento y lo que puedo visualizar para el futuro, y me digo: -No, basta-
Aunque no me quejo de todo, tampoco he sonreído siempre.
Y es esa clase de sensación de querer salir del estanque, de abrir bien los ojos y aceptar que siendo tan transparente no se ha conseguido mucho.
Hay que conservar tonos opacos, tonos que nos permitan velar nuestra intimidad, pero también hay que velar un poco la consciencia, un poco el sentimiento, un poco la verdad, y quizás también un poco eso que proyectamos al resto.
Mi balance general hasta ahora indica que tal vez es momento de ser un poco mentira, y guardar la verdad para mí.
-Pero no una mentira maligna- ni con sed de venganzas.
Sino esa mentira conveniente que nos resguarda el alma de aquellas cosas que la lastiman a quema ropa.
No se puede desnudar la debilidad, porque te vulneras.
No se debe seguir escogiendo con los huecos que dejan las desilusiones, no hay que creer que el mundo debe entenderte, y sobre todo hay que aceptar que cada quien está demasiado ocupado pensando en sí mismo como para tratar de comprender que es lo que te hacer ser como eres.
No hay que entender al otro para justificarlo, sino para perdonarlo y dejarlo atrás.
En fin, ser celoso de tu yo interno, cuidarlo, pensar en él.
Evaluar posibilidades con cabeza fría y dejar a un lado el sueño rosado que te nubla el entendimiento.
Desprenderse, desligarse, deslastrarse. Hacerse independiente, hacerse un individuo, con cabeza para pensar sobre sus decisiones de forma ecuánime, de forma madura e inteligente.
No tratar de maquinar tanto las mil y un posibles salidas a situaciones inciertas, no pensar tampoco por el otro, dejar que todo fluya y esperar que el río crezca para entonces poder nadar.
No se, evolucionar, crecer...
Cambiar, pensar antes de hablar, antes de actuar, antes de dar un paso.
Dejar la explosividad que adoptas y haces parte de ti como mecanismo de defensa, dejar de pensar tanto y vivir.
Perder los miedos, enfrentándolos, hacerte fuerte con el golpe, y escuchar el silencio.
Aprendiendo a no decir lo que no te corresponde, aprendiendo a ser prudente y no decirlo todo.
Tal vez, dejar atrás tanta ira, tanta rabia y tantas malas palabras.
Pensando en mí, en mi futuro. Estableciendo prioridades, y estudiando opciones que nos lleven a la cima.
Aprendiendo un idioma, o a tocar otro instrumento, tal vez intentar practicar yoga y ejercitar nuestras destrezas.
Sanar la mente para alimentar el espíritu y que se refleje en el cuerpo.
Siendo otra, ya que de esta forma no ha funcionado del todo. Un cambio para mejor.
Aprovechar el tiempo porque se ve entre nuestros dedos, emplearlo en cosas enriquecedoras y que nos alimenten internamente.
Hacer ejercicio, tal vez un tatuaje con significado profundo, que marque un renacer, y un revivir.
Cortando lazos que atan la emotividad, sacando eso que no nos deja ser felices, que no nos deja entregarnos.
Ahorrar dinero, comprar velas y desfrutar de la poca luz.
Sembrar una esperanza en otros, planteando el cambio, aprovechando las virtudes que nos otorga el creador.
Respirando más y hablando menos, sonriendo y esperando solo lo mejor.
Programandonos para ser lo que queremos ser, leer más y ver menos tv.
Escuchar música suave, descansar más, donar ropa y zapatos que no usamos y siendo más hermanos de nuestros semejantes.
Haciendo bien nuestro trabajo, y seguir creciendo en nuestras aspiraciones, no conformarse, no quedarse varado, siempre arriba, siempre adelante.
Tal vez un poco de lo que intento construir para mí misma, para ayudarme a salir de esta esquina desde donde alcanzo a ver todas las desavenencias y desventuras.
Y desde donde renuncio a seguir viéndolas manifestarse por mi causa, desde donde coloco un freno a la caída libre de mis ánimos y de mi fe.
 Donde necesito de una vez por todas recobrar la confianza en toda esa fuerza que llevo dentro, esa que me tumba y me levanta.
Y esa que puede ser mi mejor aliada, justo ahora cuando he decidido pensar en mí, por mí y para mí.

05/07/11

Asi hablan las mujeres

Asi hablan las mujeres
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