Diez años.
Ya casi diez años desde aquel diciembre en que te conocí.
Me tardé los mismos diez años en entender por fin, cual fue el propósito de tu llegada a mi vida.
Me conociste niña.
Con esa mirada de cristal, sin malicia alguna y con hambre de una historia bonita.
No fue contigo.
 Aun cuando te confundi con un príncipe,  y aun cuando te quise poner una capa que no te correspondía, insistía en querer ver en ti alguien que hasta el día de hoy no se si eras o solo fue una proyección necesaria para justificarte.
Desde el primer momento hubo algo. Ese algo que no sabemos explicar, y que sin darnos cuenta confundimos.
Pasaron los años,  como era de esperarse  no funcionó. No tenía que funcionar y ahora por fin comprendo el porque.
Pasa que te ibas y volvías, hacías tu vida pero siempre volvías.  
No volvías por mí, no por mi amor, no por mi cuerpo, no por ganas.
Y yo siempre me hacía la misma pregunta, ¿por que volvías pero nunca te quedabas?
Quizás me extrañabas, pero no de la misma forma que te extrañaba yo. Quizás me querías pero no de la misma forma, quizás me querías pero no para lo mismo que yo a ti.
Volvías por ese algo que no era fácil de entender  y que hoy  llamas "conexión especial".
Y si, en efecto tal vez sea un término válido para explicártelo a ti mismo.
Pero hoy entiendo, después de todo este  tiempo que así tenía que ser, así es la única forma en que podia pasar. 
No por nada sobrenatural, no por pactos sellados en otras vidas, ni por significados karmáticos, ni gatos con cinco patas.
Comprendí finalmente que así era lo nuestro, y punto.
Así tenía que ser, sin buscarle tanta explicación, sin querer pensar que había un lazo divino que algún día se volvería a estrechar.
Lo nuestro fue de esa manera para permitir liberarme de la idea de que eras para mi pero tu no lo sabías, que no te habías dado cuenta.
Que habías sido dañado en el camino y por eso estabas desorientado y que tarde o temprano regresarías a donde pertenecías.
Nada de eso fue así. Y yo de corazón lo pensaba pero diez año me tomó entender que no hay tal lazo.
Que lo nuestro fue una experiencia. Nada más.
Que volvías porque te daba la gana volver, y que nada malo había conmigo.
Que no era mi culpa, que no era porque algo me faltaba y tu debías conocer otras personas para saber como regresar.
A partir de las experiencias, de tu ausencia, de tu llegada, de tus tantas facetas y conocer tu lado malo, de dejar de extrañar,  de sobrevivirte, de caminar hacia adelante, de tus desplantes, de tus palabras y tus canciones, de tus besos a destiempo y de tu confesión cargada de culpas.
De tu perdón y tu reincidencia.
De tu descaro y tus errores,  de mis errores por justificarte, de mi inútil instinto por querer creer que no eras tan malo y sobreanalizarte.
De olvidarte,  de ya no buscarte en otras caras,  de no tener ya como entenderte.
De todas las fotos con ellas, de solo pensar en ti y siempre en ti.
Del tiempo, de conocer mejor al mundo, de caerme y levantarme.
De la distancia, la decepción, de mis lágrimas al escuchar la radio.
De esas palabras y esas canciones, de esas miradas y esas sonrisas que sin temor a equivocarme lanzabas para mantenerme cerca, aunque supieras que me dolía y aunque supieras que no te importaba.
De tus acciones, de tantas cosas,  sobretodo de entender lo que significa que de verdad que te amen, que te valoren, que te merezcan
De tantas cosas que hoy quiero recordar, nació esa necesidad de verte para decirtelo en la cara porque pensé que solo haciéndolo podría cerrar un ciclo que quizás siempre estuvo abierto, para mí.
De estas palabras amargas que salen de un corazón que perdonó, pero que no debería olvidar proviene esa respuesta que viene a mi para decirme que no vale la pena.
Que aunque valga para mi no valdrá para alguien cuya mente no podrá comprender que es un acto de amor hacia mi. 
Que no se trata de que no te haya olvidado, que no te haya superado, sino que se trata de un acto de liberación tan necesario para seguir mi camino de evolución emocional
Tú jamás comprenderás el verdadero motivo por el cual lo quiero hacer, pensarás todo lo opuesto y honestamente prefiero guardarlo para mi.
Porque al final decirtelo no haría gran diferencia.
Porque al final, el perdón me pertenece a mi y no tiene el mismo significado para ti.
Como era de esperarse porque siempre fue asi.