Hoy, viernes... Me levanto en la mañana, con ganas de no vivir un día común...
Me baño, voy al closet y consigo el mismo par de jeans gastados, y ese con un hoyo en la cadera que algunos consideran sexy.
Decido ponérmelo, recojo mi cabello de forma un poco informal y desarreglada.
Una camisa cuyo escote deje ver mis atributos, poco maquillaje y por último... los tacones.
No acostumbro a usarlos porque soy fanática de la comodidad, sin embargo, hoy no es un día común -al menos eso intento hacer de él-
Me veo en el espejo y pienso en qué diría él al verme con estos tacones, pero sobre todo, ¿que desearía hacer este día para que fuese verdaderamente diferente?
Reviso mi cartera, veo que hay algo de dinero como para inventarme una buena excusa. Te llamo, comienzo hablándote de alguna cosa que por linea general me haría dirigirme a ti, y luego te digo:
-Quiero ir a un lugar lejano, sin ruidos molestos, con olor fresco y un clima húmedo, ¿me acompañas?
Entonces te muestro un itinerario tentativo de posibles cosas que podríamos hacer para tratar de convencerte.

¿Qué tal un buen vino? dos copas, tu y yo a solas... conversando sobre cualquier cosa, tratando de olvidar todo ese pasado turbio, o tal vez recordando... -solo lo bueno- lo que tanto bien nos hizo en algún momento.
O tal vez callados, sin decir una palabra... después quizás contarnos que hemos hecho este tiempo que hemos estado separados, y lo poco o mucho que nos llegamos a extrañar... ¿qué tal si nos perdonamos las cuentas? Que el vino sea nuestra compañía, y el único testigo...
Ah, te cuento que hoy tengo tacones, y tal vez combinan muy bien con nuestra soledad...
Podríamos tan solo ser par de desconocidos, estoy dispuesta a presentarme y a ser cortés. Incluso fingir demencia, y parecer bastante inteligente y agradable.
Te dejo pensarlo, no pido respuesta en este momento... si te animas, te estaré esperando en ese lugar, sola con el vino y mis tacones...
Me dispongo a esperarte. Pintaré mis labios con un rosa suave, y me pondré un poco de ese perfume que me regalaste.
Podríamos comer pizza, tal vez algo mediterráneo, o eso que tanto nos encanta... sushi, dejaré que tu lo elijas, eres el invitado esta noche.
Tal vez algo de esa música suave que te gusta escuchar. Habrá poca iluminación, estoy un poco harta del ruido y de la luz del día a día...
Si no te molesta pondré algunas velas, las suficientes para poder vernos las caras y ambientar un espacio bastante sugestivo para compartir, insisto, es un día diferente, una noche diferente.
¿No suena tentativo? No me respondas, te estaré esperando... a ver si tus ganas de hacerle un by pass a la memoria son tan grandes como las mías.
Por cierto, hoy invito yo, no te preocupes por nada.
Será un hoy, sin un mañana... será solo el recuento de los daños, el balance sin preguntas, sin después, sólo un momento de los dos...
Nos llevaremos un mejor final y un bonito recuerdo, sólo si aceptas... ciertas condiciones aplican.
Sin más que decirte, estaré ahí, y sólo por hoy podemos intentar ser lo que nunca fuimos.
Te espero en silencio, me sentaré en el piso, con una copa y mis tacones.
Tienes la última palabra...

¿Acaso podrías decir que no?...