18 de noviembre de 2011
14 de noviembre de 2011
Y a ti te bastó un día... Un solo día para revolverme la vida y alborotarme las ganas de besarte a diario.
Pasamos un momento especial, uno de esos días casi perfectos que solíamos pasar antes.
Tal como cuando eramos novios, como cuando eramos felices.
Fuimos felices, claro que si, e independientemente de tus errores me quisiste, y me quieres aún.
Tras haber aprovechado la música para bajar la guardia y abrazarnos bailando, llegó el momento de sentarnos a hablar.
Acudiste al alcohol para poder despojarte de la coraza...
Y te desnudaste el alma frente a mi sin yo esperar tal cosa, me sorprendiste.
Y creo que por ese momento te volví a amar de nuevo.
Con la misma cara de idiota te miraba, y te sentía real, te vi a los ojos y se que no eras una mentira.
Supe quien era para ti, y quien sigo siendo.
Escuché de tu boca lo que siempre supe, que no eres el mejor hombre y que odias ser lo que eres.
Me pediste disculpas por cada una de mis lágrimas, por haberme hecho amarte para después irte corriendo.
Yo no tengo nada que cobrarte, simplemente no me amaste como yo a ti y se acabó.
Ya no te amo, pero sigues siendo mi punto débil.
El hombre que toda la vida desearé que cambie y sea para mí.Sí, lo reconozco, pero no es posible.
Me besaste, nos besamos. No sentí lo que usualmente sentía, pero ahora no lo olvido.
Y hoy mi mente se pelea con mi pecho y con mi instinto, porque cada uno de ellos quiere tener la razón.
Yo quiero volver a verte, volver a compartir contigo, volver a besarte.
Pero todo está tan complicado, debo divorciarme de la idea absurda de que te voy a hacer cambiar.
No eres el hombre que merezco, te quiero, me gustas, pero no me mereces porque no quieres ser mejor.
Quizás nos seguiremos gustando eternamente, y seguiremos siendo amigos como hasta ahora hemos sido.
Quienes componen canciones para el otro sin decirle nada, y quienes a veces salen y se cuentan sus cosas.
Seguirás siendo el único hombre al que he amado hasta ahora, y yo seguiré siendo la única persona en la que confías.
Pero ya nuestras vidas no se complementan, ya no puedo ocultar tantas verdades y hacerme la loca.
Porque muy seguramente, quien saldrá dañada seré yo.
De nada sirve lo que sentimos, de nada sirve que ahora nuestros sentimientos sean similares, porque quieras o no, lo intentamos muchas veces y no funcionó.
Me volveré a tragar mis ganas de lo que sea contigo, no puedo volver a cometer el mismo error porque sería solo mi culpa.
Y tu te vas a volver a cerrar porque sabes que no voy a volver a lo mismo, y quizás en unos años más, nos volvemos a besar y otra vez comienza el ciclo.
No importa, a veces hay que hacer lo que hay que hacer, ser visceral solo me ha dejado sufrimiento.
Te odio porque no quieres ser mejor, y porque no puedo cambiar nuestro presente.
Porque siempre has sido así, y porque finalmente no vas a dejar de serlo.
Sobre todo, te odio porque tienes la clave para derrumbar mi tranquilidad, y porque juraba que más nunca iba a sentirme así por ti, y aquí estoy.
Te odio porque te quiero tanto y porque se que siempre será así.
Y porque estoy absolutamente segura de que esto no termina aquí.
07/11/11
Porque a veces mi memoria quiere ocultar esos recuerdos que me obligan a odiarte.
Y de forma idiota empiezo a re-pensar e incluso justificar tus idioteces.
Te odio, porque aunque ya no te amo, me pones a jugar tu juego.
Empieza la lucha de estrategias, los mensajes insinuantes y tu cínica manera de creerte seguro de que me tendrás.
Aunque lo piense, y aunque de alguna forma me inquiete un poco la posibilidad de dejarme llevar, no lo haré.
Eres un cretino y no lo mereces.
Crees que puedes tenerlo todo, y me da asco la manera tan baja en que te acercas a mí.
Es que te odio porque aun sabiendo que no vale la pena y que no sirve para nada, me pones a pensar en exceso.
Como tratando de buscar algún motivo para volver a dejarte entrar.
Te odio porque no se por qué razón siento que jamás volveré a amar de la forma en que llegué a amarte a ti.
Y más aun, porque no se muy bien que es lo que me despiertas y eso me molesta.
Me hace insegura ante tus pasos, y no puedo permitirme vulnerarme ante ti.
Pero aunque mi razón se divide en dos y me hace indecisa, está esa otra parte que me dice que no.
Que ya esto es agua pasada y camino recorrido.
Y finalmente, si llego a caer de nuevo, será únicamente mi culpa.
Porque esta batalla,
está perdida desde el mismo momento en que intente ganarla.
03 de noviembre de 2011